EL SAGRADO FEMENINO Y LA SEXUALIDAD
Todo ser vivo
contiene la energía tanto femenina como masculina. Nos rige mas una que otra,
manifestado a nivel físico en la sexualidad definida como “mujer” u “hombre”
pero en realidad, somos ambos. Dentro de cada uno existen ambas energías que
fluyen por nuestro cuerpo. El Tao las ha llamado yin y yang, que son dos energías
que componen el chi, o energía vital.
La primera, yin, es la energía sutil fría,
pasiva, femenina. La segunda es yang,
la energía sutil calida, activa, masculina. En cada ser vivo están presentes
ambos yin como yang, la energía sutil femenina como la masculina. El equilibrio de
estas dos energías o polaridades, es lo que define nuestra buena salud. Para la
medicina China esto ha sido un conocimiento ya vigente hace miles de años.
Este fenomeno de
los opuestos complementarios también se explica en el mundo físico visto desde
la ciencias exactas. La ciencia misma ha comprobado que nada existe sin su energía
complementaria: lo que sube, baja, las polaridades positivas y negativas son
necesarias para crear corriente energética.
Entonces, nuestra composición
interna es mucho mas sutil de lo que parece, y va mucho mas allá de la simple clasificación
“mujer” u “hombre.” Somos, un fluir de energías polarizadas que producen una
corriente energética, nuestra energía vital, que a su vez es lo que regula
nuestra salud general. Si logramos equilibrar las dos polaridades, cerramos el
circuito interno y permitimos que fluya libremente la energía vital, llegando a
todos los órganos internos y a todas las extremidades de nuestro cuerpo. Es
algo así como un energizante natural, interno que ya viene con nosotros, excepto
que no nos hemos dado cuenta aun. Para los chinos, hindús y civilizaciones orientales
esto no es noticia. Pero aquí también en los países andinos (Colombia, Ecuador,
Perú, Bolivia, Chile y Argentina) se vivio por muchos siglos, enseñanzas y
practicas para mantener nuestra energía vital saludable y para realizar una activación
y unión de nuestras polaridades femeninas y masculinas dentro de nosotros. Es
una sabiduría común a todas las tradiciones ancestrales, solo que le hemos
perdido el rastro y la práctica con el pasar del tiempo y el venir de la
modernidad.
Para que nos sirve integrar, o equilibrar, nuestras energías
masculinas y femeninas? Simplemente porque es una
llave que nos permite entrar en una danza, en una exploración, con nosotros
mismos, y así también poder interactuar mas plenamente con los demás, en
particular con el sexo opuesto. Desde el conocimiento y completar de nuestro
ser, despertamos nuestro Ser Esencial, un ser con las polaridades integradas
dentro de si, un ser pleno.
Primero, es
necesario vaciarse. Si la mente esta presente, esta presente nuestro ego, y
nuestro ego no es nuestro ser esencial. El ego es nuestra personalidad, nuestro
nombre y apellido, es como una prenda inmensa de ropa que recubre nuestro verdadero
Ser Esencial. Debemos desvestirnos de este ego para encontrarnos realmente,
para encontrar quienes somos realmente. Vaciar nuestra mente, y abrir nuestro corazón.
Estas cosas no se pueden comprender con la mente, se pueden comprender solo
desde el corazón, desde el sentir. Sutilizarse y sentir.
Esta apertura del corazón,
este sentir, esta asociado al Sagrado Femenino. Llamamos “Sagrado Femenino” a
las cualidades receptivas, silenciosas, pasivas, lentas, fluidas, creativas, el
elemento es el Agua, el órgano es el corazón, la acción es el sentir. El
Sagrado Femenino esta vivo dentro de cada uno de nosotros, mujer y hombre. El
“Sagrado Masculino” es toda cualidad activa, acción, rápido, es la energía
calida, el elemento es el Fuego, el órgano es el cerebro, la acción es pensar.
Ambas energías son sagradas y están presentes en cada uno de nosotros, seamos
concientes de ello o no. Es como la gravedad, existe y actúa aunque sepamos de
ella o no, las manzanas siguen cayéndose del árbol, y de hecho ya lo hacían
antes de que Newton descubriera la ley! Solo que no lo habíamos identificado
aun ni hecho concientes de esta ley. El equilibrio de estas ambas energías
sagradas es esencial para una salud y bienestar en nuestras vidas y para un
sentimiento de unidad y armonía con el Todo, con el Universo, Dios, o como gustes
llamarlo.
Sabemos que lo que
nos hace “femenino” o “masculino” entonces, es mucho más sutil que la clasificación
burda de ser o “mujer” u “hombre.” Y que tomar conciencia de esto es una
hermosa oportunidad de despertar en nosotros una unidad en nosotros mismos y
con el Infinito, que es nuestra raíz de donde venimos todos, es nuestro hogar,
de donde venimos y hacia donde buscamos volver en muchas de nuestras búsquedas
espirituales. Nosotros somos energía divina, somos parte de ese Infinito, o
Dios, y despertar eso en nosotros es muy bello, como lo es también cuando nos
damos cuenta que nuestra pareja, relación con el sexo opuesto más latente en
nuestras vidas, también es una semilla de Dios, del Infinito. El despertar de
la conciencia es justamente eso, encontrarnos con lo divino dentro de nosotros
y de los demas, y a la vez soltar por completo la idea del “yo” desde el ego.
Es una hermosa y paradójica tarea: encontrarse
mediante el dejarse.
Para encontrarse
mediante el dejarse es necesario despertar el corazón y vaciar la mente. No
quiere decir que la mente es mala, no vamos a cometer el mismo error que
cometen muchas de las personas que escriben muchos libros de autoayuda y que
niegan la mente, o la clasifican como mala… la mente es ordenadora, tiene su
rol muy importante. Con ella realizamos nuestra profesión, hacemos la lista de
compras, planeamos las vacaciones familiares, resolvemos problemáticas de matemáticas
o técnicas, y todas estas tareas son buenas y necesarias para nuestras vidas.
Pero lamentablemente, en los últimos siglos, la vida humana se ha ido desarrollando
demasiado en esta sola dirección. El pensar, accionar, planificar, hacer,
ordenar, controlar. Todo esto es energía mental, masculina, que, si fuese
equilibrada apropiadamente con la energía femenina, el corazón, sentir,
silenciar, etc. no estaríamos aquí en el proceso de retomar un poco este tema,
comprenderlo desde nuevos ángulos y buscar una reconexión con nosotros mismos! Justamente,
es que la mente ha estado demasiada activa por unos cuantos siglos, y así, poco
a poco, nos hemos ido desensibilizando, el corazón se ha ido cerrando, dando
lugar solo a la mente y a actividades mentales. El sexo masculino, el hombre,
justamente ha estado llevando las riendas, por decirlo de alguna forma, del
desarrollo de la sociedad moderna. Pero no ha sido el hombre en si, sino la energía
masculina, mental, ordenadora, la que ha estado a cargo este tiempo.
Por eso es que
recalcamos mucho el que ambos sexos tenemos ambas energías femeninas y masculinas. No porque seas
mujer, necesariamente, tienes tu energía Sagrada Femenina despierta y sana.
Porque el Sagrado Femenino es mas sutil que eso. Tiene que ver con la activación
del corazón, del sentir, de sutilizarnos mas, de parar y vaciar la mente para
darle lugar a nuevas sensaciones y nuevas sabidurías que surgen desde ese
silencio, pasividad, receptividad. Es una nueva forma de accionar, porque la acción
viene desde el sentir, no desde el pensar. Nuestras acciones, y no-acciones, serán
diferentes una vez que despertamos el Sagrado Femenino dentro de nosotros.
El movimiento
feminista, aunque ha sido muy importante para reivindicar algunos derechos
humanos básicos que la mujer había perdido en toda esta confusión de la vida
moderna y la era de la Mente,
se equivoco en adjudicar la feminidad al solo hecho de ser mujer. Esto produjo
en si bastante daño, porque produjo muchas mujeres que en si estaban actuando
igual al hombre, o a veces hasta peor, en el sentido de que replicaban la misma
agresividad, control y discriminación que acusaban al hombre de ejercer contra
ellas. Lo replicaron y multiplicaron, y las mujeres nos convertimos en mujeres
que salen a trabajar, que usamos pantalones, que ya no criamos a los hijos,
mujeres que pensamos tanto o mas que los hombres, que llegamos al poder igual
que el hombre, en fin—hemos logrado masculinizarnos. Pero eso no es una
verdadera revolución femenina, mas bien pareciera que “el hombre ha ganado” en
un mundo en donde seguimos compitiendo y viendo las cosas de forma binaria y
agresiva.
Movernos hacia el
Sagrado Femenino es volver a despertar a esa mujer que esta durmiendo dentro de
nosotros y que esta invisiblemente presente, y que si le damos espacio, puede
cambiar nuestras vidas y al mundo entero, tanto en la mujer como el hombre.
Pero primero la mujer debe despertarla dentro de si, porque tiene mas desarollada
la energía yin, femenina en su totalidad, y entonces es responsable de esta
tarea. No debe verse como un favoritismo, sino una gran responsabilidad que nos
queda a las mujeres para estos tiempos. Los hombres también despertaran su
Sagrado Femenino dentro de ellos, y aun mas y de forma mas fuerte si la mujer
deja que querer “ser hombre” y vuelve a ser realmente una mujer, centrada en su
Sagrado Femenino. Podemos seguir trabajando y hacer todo lo que hemos luchado
por recuperar en nuestra libertad. Pero lo que cambia es desde donde lo hacemos—mente o corazón? Tan solo volviendo a
plantearnos la posibilidad de elegir desde donde accionamos observaremos que
mucho cambia en nuestras vidas, sin perder libertad sino ganándola, porque le
volvemos a dar lugar al Sagrado Femenino, al sentir, al corazón.
Es una tarea que
hacemos por nosotras las mujeres como para todo el mundo, porque son los
tiempos de un gran despertar en el planeta. Y este camino del Sagrado Femenino
no tiene religión, ni credo, ni dogma ni raza, color, ni siquiera tiene sexo!
Pues el Sagrado Femenino pertenece tanto a la mujer como al hombre y nos
concierne a todos… Es simplemente el camino del corazón. De volver a una armonía
vaciando la mente, y reconociendo nuestro divino ser interior, nuestro Ser
Esencial.
Para despertar la
conciencia, es, por ende, necesario primero despertar el Sagrado Femenino.
Esto quiere decir despertar nuestras cualidades como es sentir desde el corazón,
accionar desde la no-acción, contemplar sin juzgar, escuchar receptivamente, vaciar
nuestra mente, silenciar. Realzar estas cualidades nos permite sutilizarnos,
nos permite volver a estar sensibles como termómetros de nuestro entorno. Nos
permite suavizar nuestro ser que calloso y burdo anda por el mundo llevándose
todo por delante, enfermándose, viviendo en el miedo, y aunque busquemos un
camino espiritual o un despertar llama nuestra puerta, siguen las enfermedades,
tristezas y miedos, porque aun no hemos logrado frenar la mente, vaciarnos y
comenzar a sentir, a vivir plenamente en nuestro presente, en el aquí y ahora.
Si logramos sentir
plenamente cada cosa que hacemos como una manifestación de lo divino que somos,
podemos estar despertando en cada momento del día! No hace falta forzar ningún
proceso ni ningún resultado! El divino femenino fluye dentro de nosotros y tan
solo queda en nosotros permitir que
se manifieste.
Lograr una mayor
sutileza en el sentir y abrir las cualidades femeninas nos conecta con nuestro
ser divino interior, y solo desde entonces podremos amar al otro desde nuestra
divinidad y su divinidad. Sentir desde el corazón nuestro latir, y el latir del
otro, como un solo latir de un solo corazón, que es el corazón del Divino, el
Infinito. Ya no sentiremos la necesidad o impulso de juzgar, controlar, querer
cambiar al otro. Ya no reaccionaremos cuando vemos algo que no nos gusta o
cuando nos dicen algo que no queremos escuchar. En el despertar del Sagrado
femenino todo fluye y lo Divino en nosotros fluye y se une con lo Divino en los
demás y con el Infinito, que es todo Uno…
Y así, con nuestro Sagrado
Femenino despierto y fluyendo, cantaremos canciones que no sabremos de donde
provienen, danzaremos levitándonos, accionaremos justamente, compondremos bellísimos
poemas, CREAREMOS realmente nuevamente pero desde el no-ser, desde el ego
desnudo, desde el dejarse ir, entregados, sintiendo, como canales e
instrumentos de lo divino que fluye por nosotros. Volveremos a nuestro centro,
que es el centro del centro, el CHAUPIN , volveremos a nuestro hogar.
Wayra
Tíka , Junio 2012-06-30